miércoles, 29 de junio de 2011

Planteamiento de fondo al tema de la sexualidad

Por Víctor García Hoz
El asunto sexual no es un asunto meramente biológico; la educación correspondiente no es un tipo de materia que pueda realizarse con independencia de los otros aspectos educativos: el intelectual, el social, el moral.
La educación relativa al tema sexual es uno de los aspectos o contenidos de la educación actual que lamentablemente se imparte muchas veces prescindiendo de los temas morales, religiosos y sociales de la educación en su conjunto.
Tal vez las ideas falsas más difundidas se pueden reducir a tres:
1. Considerar la tendencia sexual como un impulso inocente en cuya satisfacción estaría la felicidad del hombre. La satisfacción del impulso sexual sería una fuente de placer físico que se encontraría en una especial clase de juego por el cual no hay que preocuparse.
2. Entender que la no conjugada tendencia sexual es un impulso puramente natural que no tendría nada de misterioso ni complicado en su origen, pero que habría sido reprimido constantemente por "supersticiones religiosas", por coacciones legales y tabúes convencionales, que han creado una atmósfera de temor y miedo hacia todo lo que se refiere a la sexualidad.
3. Sostener que la tendencia sexual no podría ser reprimida sin consecuencias funestas para el armónico desarrollo del hombre.
En el contexto de estas ideas, con pretextos de naturalidad , se rechaza cualquier preocupación o enseñanza que tenga como finalidad la ordenación de las tendencias sexuales en el marco de la dignidad humana dentro del matrimonio. Con el pretexto de la madurez psicológica no se ponen obstáculos, y aun se dan facilidades a cualquier clase de experiencias sexuales, cayendo también aquí en otro error; porque la madurez significa desarrollo, capacidad de producir frutos. La madurez emocional y biológica no consiste únicamente en la capacidad de reaccionar biológicamente, sino también y de modo principal, en la capacidad de someter los impulsos biológicos a la ordenación de la razón. Madurez psicológica tiene no el que se deja llevar de sus impulsos, sino el que es capaz de regularlos integrándolos de modo acorde con la dignidad humana.
A la desorientación doctrinal, nacida de falsos planteamientos intelectuales de la sexualidad humana, viene a añadirse la acción de intereses comerciales y de otra índole que explotan las tendencias sexuales para erotizar la sociedad en interés de unos cuantos. Así el erotismo en la publicidad, para atraer la atención del consumidor, y la ligereza en el vestir, orientada principalmente a la atracción sexual, son incompatibles con la doctrina moral u ascética; a cuya doctrina no se la combate actualmente por vía racional, sino por el camino fácil del ridículo.
También el desprecio de las virtudes, tanto las humanas como las sobrenaturales, arranca del falso concepto naturalista de la sexualidad.
En la unidad humana
El error común a todas estas concepciones está en considerar a la sexualidad como algo puramente biológico, exclusivamente natural, sin tener en cuenta que en el hombre no hay ningún factor de su vida que pueda ser considerado exclusivamente natural o biológico, sino que cualquier manifestación de la vida revela que el hombre es un ser complejo en el cual se unen la materia y el espíritu.
En cualquier nivel de la naturaleza humana, en cualquier zona de la experiencia del hombre, en cualquier manifestación de la vida, la materia y el espíritu están presentes.
El sexo es un hecho biológico; pero en el hombre expresa el deseo de lo absoluto, del amor sin límites de tiempo. Es una manifestación del deseo de unión que el hombre tiene para realizar el afán de prolongarse mas allá de su propia vida El profundo deseo humano de paternidad está insertado en la sexualidad humana.
Cuando se habla de amor sin límite de tiempo, de prolongación de la vida personal, se está haciendo referencia a realidades que están más allá de la experiencia del hombre.
Nada tiene de extraño que el hombre haya experimentado la sexualidad siempre como algo sagrado, algo que lo pone frente al misterio de la vida.

Nota: El autor es un filósofo español. Este artículo fue publicado por Pro Familia, Asociación para la defensa y la promoción de la familia, organización afiliada a Vida Humana Internacional en la Argentina.

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