lunes, 27 de junio de 2011

La Familia

En la medida que amemos y respetemos la vida en el seno de la familia aprenderemos lo que significa la dignidad y la riqueza de la vida humana.
La familia es el lugar donde se respeta, se cuida, se promueve la vida de la persona. Es el lugar donde se enseña a los hijos, con amor, en el conocimiento de la vida, dándole a cada miembro una formación integral; desde lo psicológico: se le enseña a manejar sus sentimientos afectivos y sus impulsos, desde lo espiritual: aprende a vivir enriqueciéndose, ya que experimenta y descubre la importancia de dar de sí a los demás, y desde lo social: aprende a contemplar las necesidades y el respeto por los otros. Esto lo capacita para ser un miembro creador dentro de la comunidad donde le toca actuar. Por lo tanto la familia se convierte, no sólo en santuario de vida de la persona, sino que es la que hace posible la vida de la sociedad.
Una persona que desde niño, fue respetado y amado en el seno de un hogar, aprende a amar y a respetar la vida en el seno de una sociedad.
La familia debe ser una institución duradera a través de los tiempos, ya que los hijos necesitan de esa unidad de dos como modelo identificatorio donde el niño comienza a estructurar su personalidad.
Así como de un óvulo y un espermatozoide nace la vida, y éstos se unen en forma estable y permanente porque se necesitan mutuamente para manifestar todo su caudal genético a través de la unión de sus cromosomas para realizarse en un niño, el varón y la mujer deben unirse en un vínculo de compromiso de amor –estable y permanente- porque el niño necesita, para llegar a ser lo que debe ser, de la familia.

Por lo tanto:
§        El primer santuario de vida es el corazón de los padres- amor matrimonial.
§        El segundo santuario de vida es la matriz de la mujer.
§        El tercer santuario de vida es la familia.

Los tres son uno solo en el amor. Por lo tanto la violación de uno viola la función fundamental de los tres, que precisamente es cuidar la vida. Cuando el segundo  santuario de vida que es el útero de la mujer, en estado de gestación o no es violado por la mano del hombre- DIU, aborto, píldoras anticonceptivas- ya no habrá lugar en el mundo para la vida del hombre, y cuando el tercer santuario de vida que es la familia, es atacada y se tiende a su destrucción, la vida en el mundo rápidamente puede dejar de ser humana.
Debemos tener en cuenta este hecho, y buscar alternativas para lograr un cambio. Esto es posible con una labor educativa que tienda a la formación de la conciencia.
A la formación de la conciencia está vinculada estrechamente la labor educativa en VALORES, que ayuda al hombre a ser cada vez mas hombre. En particular es necesario educar en el valor de la vida. Es una ilusión pensar que se puede construir una verdadera cultura de la vida humana, si no se ayuda a los jóvenes a comprender y vivir la sexualidad, en el amor y toda su existencia según su verdadero significado. La sexualidad riqueza de toda la persona, manifiesta su significado íntimo al llevar a la persona  hacia el don de sí misma en el amor. La banalización de la sexualidad es uno de los factores principales que están en la raíz del desprecio por la vida naciente: sólo un amor verdadero sabe custodiar la vida. Por lo tanto debemos ofrecer sobre todo a los adolescentes y a los jóvenes la auténtica educación de la sexualidad y el amor, una educación que implica la formación de la castidad, como virtud que favorece la madurez de la persona y la capacita para respetar el significado esponsal del cuerpo. Si esto no se da creo que estamos dejando de lado el elemento fundamental de la lucha por la vida.
La sexualidad considerada como un hecho negativo, la difusión de la pornografía y el uso generalizado de los métodos anticonceptivos artificiales, han cambiado la ecología de la persona, de la familia y de la sociedad. El hombre ha renunciado a la autotrascendencia humana que se refleja en no querer gestar ni hacerse cargo de nuevas vidas y ha renunciado al cuidado de los mas débiles.
El hombre actual pudiendo hacer casi todo, no le encuentra sentido a su existencia, ya no sabe bien quien es, que quiere, ni hacia dónde va.
La pérdida de sus vínculos familiares y los ataques sistemáticos con que la sociedad actual ha agredido a la familia, lo han arrojado a un vacío existencial. No teniendo modelos auténticos de familia se le hace difícil formar la propia. Lleno de inseguridades, busca seguridad donde no la puede encontrar, frustrándose cada vez mas. La sociedad en la que vive no lo ayuda a llenar ese vacío existencial y esencial que lo da naturalmente LA FAMILIA.
La familia es el sol, el agua, la tierra, el alimento y la persona es la semilla: así como el árbol necesita alimento, sol, agua del entorno, la persona necesita seguridad, amor.
La familia es la suma de todas las instituciones, es el primer banco, la primer escuela, el primer gobierno, la primer ciudad, pero ante todo es una escuela de amor, donde dar la vida por los demás es la lección que puede ser aprendida o ignorada para siempre.


Si no hacemos un verdadero esfuerzo por comprender el sentido, el verdadero significado de la sexualidad humana como el medio a través del cual se gesta la vida del hombre, de nuestra propia vida, de la vida de cada uno de nosotros, no encontraremos el sentido de la vida humana, de la nuestra y de la de nuestro prójimo.
Si cada uno de nosotros no entiende cual es el sentido de la sexualidad, no se hace eco de la alegría de la vida humana y del valor de la sexualidad, no va a descubrir el sentido de LA FAMILIA COMO SANTUARIO DE VIDA.




Gisela Izurieta para Unión de Familias Argentinas.
(Citando la fuente, se autoriza la reproducción parcial o total de este artículo) 

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